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La alimentación es un aspecto básico y esencial para nuestra salud. A través de los nutrientes conseguimos que el organismo funcione correctamente, evitar enfermedades, tener energía e incluso mejorar algunas patologías o dolencias.
Como en cualquier otra faceta de la vida, es importante educar a las personas en unas pautas de alimentación saludable y el nutricionista infantil es el encargado de realizar esta importante tarea.
Si la nutrición y la dietética es tu pasión y te gustan los niños, especializándote en el área de la nutrición infantil, podrás poner tu granito de arena para mejorar la salud de los más pequeños.
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En los países desarrollados y, sobre todo, en Estados Unidos, la obesidad está causando estragos entre la población infantil. Hay varios factores que apuntan a la exacerbada oferta de “comida basura” y a la falta de educación nutricional como motivos principales del auge de esta enfermedad, pero ¿Qué más hay detrás?
Conciliar la vida familiar y detenerse a hacer las tareas del hogar, entre otras cosas, es casi misión imposible en las grandes urbes. Los horarios inflexibles de los trabajos, las grandes distancias y las obligaciones del día a día son obstáculos que todos tenemos que sortear todos los días y, en lo que menos nos paramos, es en cocinar. Es muy fácil ir al supermercado de abajo a comprar un producto precocinado y, más fácil aún, acostumbrarse a esos sabores intensos que enganchan por culpa de los potenciadores, grasas y azúcares. Si esto ocurre con los adultos, imagínate con los niños, que se encuentran en plena etapa de aprendizaje. Si no los acostumbramos desde pequeños a consumir frutas, verduras y productos frescos, luego les supondrá una auténtica tortura.
Por otro lado, está la constante persuasión del Marketing de la industria alimentaria, cuya innovación en sabores, ingredientes, formas, olores, sabores y, sobre todo, comunicación estratégicamente pensada para el público que se dirige, es muy tentadora.
Pero si sabemos todo esto, por qué no exigimos medidas a las instituciones y centros de educación para prohibir la venta de los alimentos más nocivos entre los menores. Como siempre, la dicotomía viene dada por los intereses comerciales de las principales empresas alimentarias.
Es cierto que se ha avanzado mucho en lo que concierne a la educación en la alimentación, por ejemplo, ya no se pueden instalar máquinas expendedoras de snacks en colegios y en 2012, se reforzó el Código PAOS, implantando la normativa de promover acuerdos de corregulación y códigos de conducta con los operadores económicos para regular la publicidad de alimentos y bebidas dirigida a niños y jóvenes de 15 años. Si embargo, aún queda trabajo por hacer como sociedad.
Los profesionales de la nutrición infantil no solo se encargan de diseñar dietas especiales para niños, también tienen un papel fundamental como educadores y orientadores en la familia. No hay que olvidar que los niños dependen de sus familias y que son estas las que deben estar bien informadas para dirigir a los menores hacia una adultez saludable.
No necesariamente se tiene que acudir al nutricionista infantil cuando ya hay un problema de nutrición evidente. Muchos padres también acuden a él para resolver dudas acerca de la dieta de sus hijos, para conocer alternativas más saludables o, en caso de que su hijo o hija presente alguna necesidad especial en lo que se refiere a su alimentación, saber cómo cubrirla de la manera más nutritiva.
Una fase muy común en la que los progenitores suelen necesitar apoyo de un profesional es a la hora de comenzar a introducir elementos sólidos tras la lactancia. Qué si y qué no es recomendable, nivel de sales y azúcares que puede tomar el pequeño, texturas, cantidades, si necesita más cantidad de un alimento en concreto, etc.
En caso de pérdida o ganancia repentina de peso, también se deberá buscar la ayuda del nutricionista infantil, ya que el niño puede no estar metabolizando bien algún nutriente, desarrollando alguna intolerancia o teniendo problemas de tiroides… ¡Hay que estar muy atento a los síntomas!
El experto en nutrición infantil tendrá cada vez más demanda en todo tipo de centros educativos, ludotecas, granjas escuela y en centros sanitarios.
Además, podrá trabajar directamente en la industria alimentaria, desarrollando nuevos productos saludables para los más pequeños, en cadenas de control de calidad, como formador en materia de nutrición o como supervisor de servicios de dietética.
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